Humberto De la Calle
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La participación en política de las FARC: “debemos encarar ese debate”: De la Calle

Se incorporan al equipo Mininterior y la Canciller. El jefe negociador del Gobierno viajó a La Habana este martes.

Con el objetivo de articular los diferentes esfuerzos que se requieren para conseguir la firma del Acuerdo Final y garantizar la viabilidad de su implementación, el Presidente nos ha dado instrucciones de trabajar de manera simultánea en diferentes comisiones. Para ello contaremos con el apoyo del Ministro del Interior, el doctor Juan Fernando Cristo, del Consejero para el postconflicto, el doctor Rafael Pardo y del director de la Agencia Colombia para la Reintegración –ACR- Joshua Mitrotti.  Igualmente, se incorpora al equipo la Canciller, va hoy a cumplir una misión al exterior y regresará hoy a La Habana o mañana.

Las comisiones contarán con los lineamientos del Presidente y yo mismo como Jefe de la Delegación coordinaré el trabajo que en ellas se lleve a cabo. Los demás negociadores plenipotenciarios del Gobierno también integrarán dichas comisiones.

Los avances del proceso son cada vez más significativos y nos ratifican que es posible conseguir un acuerdo de paz que ponga punto final al conflicto armado en Colombia.

El pasado domingo, 14 de agosto, concluyeron las visitas técnicas a las veredas que fueron propuestas para albergar las zonas veredales transitorias de normalización y los puntos de normalización.

Este es el primer paso después del acuerdo del 23 de junio sobre el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo. Se trata de preparar aquí en Colombia, las condiciones para la ubicación transitoria de las FARC mientras dejan las armas y empiezan la reincorporación a la vida civil.

Igualmente el pasado viernes 12 de agosto anunciamos el mecanismo de escogencia de los magistrados que integrarán el Tribunal Especial para la Paz. Este mecanismo garantiza la mayor transparencia en la selección de los integrantes de este Tribunal. 

Ahora, hay que reconocer que faltan todavía puntos delicados. La participación en política de las FARC. Los colombianos debemos encarar ese debate. Yo he dicho que no es sólo un tema de La Mesa. Creemos que el propósito central de un proceso de paz es desechar las armas y abrir el espacio de la política. Obviamente sin  combinación de formas de lucha.

Pienso que debemos ser generosos en ese que es un empeño central para el logro del objetivo del fin del conflicto. También está el tema de la reincorporación debe hacerse de modo que se facilite la integración de las poblaciones y del territorio. Precisamente no ir en la dirección contraria. No es para desintegrar, no es para crear burbujas aisladas de excombatientes.

La sociedad toda tiene el deseo de lograr ya un Acuerdo. Todos queremos un Acuerdo. Estamos trabajando sin pausa para lograrlo. Pero el afán no puede propiciar un mal Acuerdo. Queremos ser claros en esto. Primero lo primero: un Acuerdo satisfactorio para Colombia.

Quiero hacer ahora una reflexión más de tipo personal y sin ánimo polémico. Después de una experiencia de casi cuatro años, mi testimonio es que no hay espacio para reabrir las negociaciones, es mi opinión. Creo que en el Plebiscito debemos ya tomar una decisión. Pensar que se pueden renegociar algunos puntos sería un tremendo error.

Ese es mi convencimiento. Muy poco ganaría la sociedad colombiana. Creo que en el Plebiscito, repito, debemos tomar una decisión. Resistirse a dar el paso hoy, el día del Plebiscito, es condenar al país a un periodo de incertidumbre. Poner fin al conflicto es una certeza.  Pensar que se pueden renegociar algunos puntos sería, repito, un error. Estoy seguro de lo que estoy diciendo. La frustración frente a lo logrado, si no damos ese paso, y frente a las potencialidades de esta oportunidad de terminar el conflicto, creo que significaría un enorme retroceso en la construcción de una ciudadanía deseosa de impulsar el futuro, la transformación. Sería un giro al pasado. No quiero imaginarme la enorme decepción nacional. Vendría un sentimiento de impotencia, de calamidad, de pesimismo que afectaría el desarrollo de nuestra nación. Pasado el ejercicio electoral, nos sentiríamos presos del pasado.

Nos sentiríamos en una situación de impotencia, de no ser capaces de conducir nuestro futuro.

Quería transmitir a ustedes ese mensaje, buenos días y muchas gracias. 

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